La música occidental trabaja bajo
ciertos parámetros que ayudan a la comunicación entre músicos. Uno de esos parámetros
son las frecuencias de las doce notas con las que trabajamos. En esta música lo
que no coincida con estas frecuencias se supone que no haría parte de la lógica
matemática que todo esto encierra. De hecho dentro de la armonía se establecen
relaciones entre esas mismas notas las cuales aceptamos o las rechazamos según
nos agraden o no. La música académica no tiene ningún problema en adaptarse a
estos parámetros y así producir la teoría musical. Sin embargo, no todas las
músicas occidentales siguen perfectos estándares de afinación. El problema
surge cuando estas músicas involucran el cuerpo y sus emociones en la
producción de los sonidos. El componente artístico de la lirica de una canción
puede exigir que se cante como un lamento, y cantar de esta manera puede no producir
sonidos con una afinación perfecta. Esto no debe ser tomado como un error del intérprete
ya que la forma de cantar en esa expresión artística es así. El problema que
surge también es el de la apropiación por parte de la academia de estas músicas.
¿Cómo explicarle a un cantante formado tradicionalmente dentro de la música
afinada que debe cantar una nota levemente desafinada para así corresponder a
la estética del género en cuestión? A partir de esto surge la crítica que hacen
los músicos de raíz a los músicos de academia. Por eso es que en Colombia, por
ejemplo, un costeño puede decir “ese vallenato está muy cachaco”. Los timbres
de las voces no son iguales y en ocasiones se puede sacrificar la afinación en
pos de una expresión. Para entender este tipo de músicas debemos entender los
contextos en los que surgen y la intensión artística de sus intérpretes.
muy buen aporte al resaltar que en las diferentes regiones se tiene su propio sello.
ResponderEliminar