viernes, 31 de mayo de 2019

Música Desafinada


La música occidental trabaja bajo ciertos parámetros que ayudan a la comunicación entre músicos. Uno de esos parámetros son las frecuencias de las doce notas con las que trabajamos. En esta música lo que no coincida con estas frecuencias se supone que no haría parte de la lógica matemática que todo esto encierra. De hecho dentro de la armonía se establecen relaciones entre esas mismas notas las cuales aceptamos o las rechazamos según nos agraden o no. La música académica no tiene ningún problema en adaptarse a estos parámetros y así producir la teoría musical. Sin embargo, no todas las músicas occidentales siguen perfectos estándares de afinación. El problema surge cuando estas músicas involucran el cuerpo y sus emociones en la producción de los sonidos. El componente artístico de la lirica de una canción puede exigir que se cante como un lamento, y cantar de esta manera puede no producir sonidos con una afinación perfecta. Esto no debe ser tomado como un error del intérprete ya que la forma de cantar en esa expresión artística es así. El problema que surge también es el de la apropiación por parte de la academia de estas músicas. ¿Cómo explicarle a un cantante formado tradicionalmente dentro de la música afinada que debe cantar una nota levemente desafinada para así corresponder a la estética del género en cuestión? A partir de esto surge la crítica que hacen los músicos de raíz a los músicos de academia. Por eso es que en Colombia, por ejemplo, un costeño puede decir “ese vallenato está muy cachaco”. Los timbres de las voces no son iguales y en ocasiones se puede sacrificar la afinación en pos de una expresión. Para entender este tipo de músicas debemos entender los contextos en los que surgen y la intensión artística de sus intérpretes.

Arte Digno y Libre


La inserción del arte en las dinámicas económicas trae grandes ventajas para los que dedican su vida a él. El desarrollo sostenible de una sociedad debe integrar a todos los individuos que la conforman incluyendo a los artistas. El quehacer artístico es entonces reconocido no solamente como algo necesario sino como parte esencial de las actividades humanas. Es por esto que aparecen instituciones educativas como La Escuela de Artes Débora Arango, las cuales son conscientes de la importancia de los artistas en una sociedad y de las condiciones dignas de vida que como todo miembro de la sociedad se merecen. El gobierno colombiano también es consciente de la importancia del sector cultural para el desarrollo sostenible y por eso ha venido desarrollando políticas públicas para dicho sector. Esto lo podemos entender debido a que el Estado colombiano es un Estado Social de Derecho que no ve a sus individuos solamente como seres con necesidades biológicas sino también con necesidades humanes como lo es la libre expresión artística.





Es muy positivo para una sociedad que los artistas puedan desarrollar su arte bajo condiciones de vida digna, y los esfuerzos tanto del estado como de las instituciones para apoyar deben ser celebrados por la sociedad. Sin embargo, estos apoyos deben ser de una manera desinteresada. Es decir, el artista no debería verse obligado a responder a ciertos canones de belleza, ni a favorecer a determinado sector político o económico. El arte debe ser libre en su expresión. Ya es suficiente el hecho de que el arte tenga que vérselas con las lógicas de la producción capitalista y que en ocasiones los que se dicen artistas no desarrollen sus productos de manera libre sino respondiendo a lógicas del mercado. El problema del apoyo estatal al arte es que para que el arte sea apoyado primero debe coincidir con la definición de lo que es arte y lo que no según el mismo Estado. Esta definición debe estar desligada de toda ideología política, y deben ser autoridades imparciales y que pertenezcan al mundo del arte los que cualifiquen las propuestas que serán apoyadas por el dinero que el Estado destina a ello.

¿Qué significa para un artista que la cultura sea el cuarto pilar del desarrollo sostenible?




La sostenibilidad es un concepto que nace de la tendencia que tenemos a crecer en número, de la necesidad de una buena convivencia, y de reconocer la finitud de nuestros recursos. Es por esto que los tres pilares del desarrollo sostenible son el crecimiento económico, la inclusión social, y el equilibro medioambiental. Sin embargo, estos pilares no se han reconocido como suficientes para dicho desarrollo sostenible. El ser humano en sociedad desarrolla y produce cultura, es decir, la cultura es intrínseca a cualquier comunidad humana. Es por esto que se hace necesario incluir a la cultura como el cuarto pilar del desarrollo sostenible. Si este no fuese incluido, aceptaríamos que gran parte de lo que nos hace seres humanos es prescindible.




La cultura se entiende como todos los productos del ser humano en una comunidad, sin embargo en el contexto del desarrollo sostenible se entiende como patrimonio, creatividad, industrias culturales, arte y turismo cultural. Por esto es que es pertinente para los artistas preguntarse cuál es su papel en el desarrollo sostenible. La pregunta debe responderse en relación con cada pilar, es decir, qué relación tiene el arte con el crecimiento económico, con la inclusión social y con el equilibrio medioambiental. De la relación del arte con el crecimiento económico podemos decir que vivimos en un momento histórico en el que la democratización del acceso a la información ha permitido que cada artista pueda tener herramientas más a la mano para el desarrollo de sus productos cosa que facilita su participación en el crecimiento de la economía. La relación del arte con la inclusión social es necesaria no solamente ahora sino que históricamente ha jugado un papel protagónico. Podemos pensar por ejemplo en la importancia que ha tenido la música para luchar contra los prejuicios raciales. Por último, la relación del arte con el equilibrio medioambiental es similar a la relación con la inclusión social. El arte sirve como medio de denuncia de los abusos contra el medio ambiente, y como un medio para generar conciencia tanto social como ecológica. Está claro entonces por qué el artista tiene un papel esencial en la cultura como cuarto pilar del desarrollo sostenible.